martes, 26 de mayo de 2015

Mizaki & Polo (Para Eli)

Yaoi 4/?

El día concluyó más rápido de lo que pudo imaginar. Sonó el timbre de salida anunciando libertad, así que se dispuso a ayudar a Mizaki a llevar su mochila hasta su casa, después de todo no vivía muy lejos.
Le preguntó a Pinkuu si los quería acompañar, pero se negó. Al parecer había quedado con una amiga para volver juntas camino a casa. En fin, Mizaki y Polo comenzaron a dirigirse hacia el hogar del azabache, una casa de dos pisos color roja que quedaba en una esquina al bajar dos calles. Polo cargaba las mochilas de ambos ya que no quería que el contrario se hiciera más daño. Aunque el de ojos naranjas le había refutado el no ser necesario nada de eso y que el yeso solo lo acompañaría por dos semanas, Polo no podía evitar preocuparse.


A medio camino sintieron unos pasos aproximarse. Al voltear...


Daisuke: ¿Ustedes siguen este camino también? *preguntó una voz grave*
Polo: ¡Daisuke! De hecho, acompaño a Mizaki y lo ayudo con sus cosas
Mizaki: Aunque ya dije que no es necesario
Polo: ¡Da igual, déjame hacerlo! Después de todo, tú lo harías por mí, ¿verdad?
Mizaki: Yo... Bien, haz lo que quieras *dijo mirando hacia otro lado*
Daisuke: Bueno, supongo que a partir de mañana te acompañaré a casa, ¿verdad, Miza? *mencionó el castaño mientras rodeaba uno de los hombros del de ojos color naranja con su brazo izquierdo, y mostraba un semblante bastante alegre para el gusto de Polo*
Mizaki: Por favor, no me llames así *respondió alejándose*
Daisuke: ¿Por qué?
Mizaki: Porque no me gusta
Daisuke: ¿Y eso por qué?
Mizaki: No es tu asunto. ¿Qué no sabes que la curiosidad mató al gato?
Daisuke: Sí... Y el gato murió feliz *dijo con una enorme sonrisa ante la seria mirada de su interlocutor*
 

A Mizaki no le interesaban en absoluto los nuevos estudiantes. Si hay gente nueva pues está bien; y si no la hay, también. Decide no prestarle atención a los asuntos que no le perjudiquen o beneficien. En cambio, Polo siempre intenta hacer que la gente nueva se sienta como en casa; no le gustaría vivir la realidad de no encajar al ser el nuevo. Aunque claro, ese no es el caso de Daisuke.

Polo: Y Daisuke, tú estudiabas en una escuela mucho más grande que la nuestra, ¿verdad? ¿Por qué decidiste cambiarte de repente? *irrumpió el de cabello blanco*
Daisuke: Pues, la economía no ha estado bien últimamente
Polo: Vaya, lo siento

Daisuke: No te preocupes, no es tu culpa
Mizaki: Ya llegamos *dijo el de cabello uva tirando levemente de su mochila para bajarla del hombro de su amigo*
Polo: Sí, ¿seguro que puedes?
Mizaki: Ni que estuviera discapacitado, no exageres
Polo: ¡Hombre, que estás enyesado!
Mizaki: Ya, eso no me convierte en un inútil
Polo: Nunca dije que lo fueras...
Mizaki: Bien. Por acompañarme y llevar mis cosas, se los agradezco...Adiós.
Polo: De nada, ¡Descansa, Oso! *soltó con una gran sonrisa mientras agitaba su brazo, despidiéndose también del hermano de Mizaki que había salido de la casa a su encuentro*
Daisuke: Adiós, Mizaki... Y bien, ¿me acompañarás a casa a mí también, Señor Sonrisa de sandía? *comentó el de morral de cuero*
Polo: ¿Eh? Bueno... si gustas
Daisuke: Bien, queda doblando la esquina, dos calles más abajo

Comenzaron a caminar en silencio. A pesar de ambos ser bastante extrovertidos, en esa ocasión ninguno de los dos sabía qué decir. Las conversaciones de la gente al pasar, el ruido de los carros, y principalmente, el sonido del silencio, comenzaban a perturbar cada vez más a Daisuke...
 

Daisuke: ¿Por qué lo llamas Oso?
Polo: ¿Qué?
Daisuke: A Mizaki...
Polo: ¡Ah! Pues... Cuando éramos niños, él solía aprovechar los recreos para dormir; y cuando no estaba durmiendo, estaba leyendo. No era de esas personas que les gustara mucho juntarse con los demás niños... En fin, un día en clase de Biología, nos enseñaron que los osos son los animales que duermen mucho al hibernar. Entonces un día lo llamé así y él se terminó acostumbrando

Daisuke: Ya veo, ¿desde cuándo se conocen?
Polo: Desde que teníamos siete años. Un día llegó y decidí ser su amigo
Daisuke: ¿Eso es todo?
Polo: Sí... eso es todo
Daisuke: Interesante...*comentó luego de reventar un globo de chicle que había formado* Polo: Hemos llegado. No queda muy lejos desde la casa del Oso, ¿verdad? ¿Vives aquí? *preguntó bastante sorprendido. Aquella estructura no era la de una casa en absoluto; sino, la de un hotel de cinco estrellas que presumía ser el más caro de la ciudad*


Ingresaron. Aquel hotel abría sus puertas mostrando un enorme lobby de paredes cremas y de techo color caramelo. La señorita de la recepción y él se saludaron, por lo que aprovechó para presentarlos brevemente. Caminaron un poco más hasta llegar al ascensor. Allí, Daisuke marcó el piso cuatro.

Polo: Esto es increíble... ¿Tus padres se ganaron la lotería o qué?
Daisuke: Todo es puro trabajo duro. Y de hecho no tengo padres... Vivo con mis 2 hermanos mayores. 

Polo: Lo siento...
Daisuke: El cuarto piso es todo nuestro ya que mi hermano es el dueño del hotel

Al bajar del ascensor, los esperaba un piso de dos puertas: una a la izquierda que daba hacia la sala principal; y otra a la derecha, que daba hacia la cocina. Al final del pasillo, los ojos de Polo pudieron divisar un gran ventanal, y una maceta a cada lado con una planta color verde que contrastaba perfectamente con las tonalidades del hotel.
 

Polo: ¿Bromeas? ¡Eso es genial! *Daisuke mostró una media sonrisa ante esto. Le causaba gracia la manera en la que Polo se sorprendía*
Daisuke: Sí... Perdona que no te invite a pasar. Nos hemos mudado ayer y aún hay cosas que arreglar. De todas formas, gracias por acompañarme
Polo: ¡No importa! El placer fue todo mio; después de todo, alguien como yo no entra así por así a un hotel de este nivel... ¡Es asombroso!

En ese momento, Daisuke pudo divisar una figura saliendo del ascensor y que lo miraba de perfil. Estaba esperando que aquel joven de cabellos blancos se apartara del camino. El simple hecho de verla, provocó que su semblante cambiara por uno enojado. Pero, no debía demostrarlo, sino alarmaría a Polo...
 

Daisuke: Oye, no quiero ser descortés pero creo que debes irte
Polo: ¿Eh? Ah,sí. Está bien, olvidé que era el primer día... Debes estar muerto
Daisuke: Sí, lo siento, el primer día siempre...
Polo: No importa, no importa. ¡Hablamos mañana!
Daisuke: Adiós, Sandía *dijo con una pequeña sonrisa, tratando de disimular el desagrado que le causaba el tener aquella presencia femenina en el cuarto piso*
Polo: ¡Ni que estuviera gordo! ¡Nos vemos! *gritó entre risas mientras esperaba al ascensor*

Al entrar en él, pudo notar que una joven de aproximadamente su edad, con cabellos lisos y de un color rojizo evidentemente artificial se dirigía hacia donde estaba Daisuke. Al ver a su compañero, pudo notar una expresión que jamás pensó ver en él. Desagrado, enojo, hastío. Todos estos sentimientos encajaban a la perfección para describir su semblante en esos momentos...
 

¿Qué estaba pasando?
¿Por qué su semblante había cambiado de esa manera?
Antes de tan siquiera poder oírlos hablar, el elevador cerró sus puertas dejando en su interior a una mujer de mediana edad y a un joven de cabellos blancos y de ojos rosa extremadamente confundido.

¿Quién era aquella joven?

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