Me duché rápidamente y bajé para desayunar algo confuso, ya que no encontraba el aparato electrónico que duerme siempre a mi lado. Esperaba que no hubiera nadie en casa, puesto a que es domingo y mi hermano va con su novia temprano. No obstante, al bajar las escaleras observé a mi hermano sentado en la mesa del comedor, tomando café y con un plato vacío por haber comido quién sabe que.
Avan: Buenos días *dijo con su típica voz seria sin despegar sus ojos del televisor*
Mizaki: Buenos días *respondí con el mismo tono* (La relación con mi hermano es buena, a veces.)
Me serví algo de leche y un pan con mermelada de fresa. Menos mal que recordé que a mi hermano no le gusta que tome café. Tomé asiento frente a él, dándole la espalda al televisor. Él tomó un último sorbo de su taza y la dejó en el caño junto con el plato. Volteó hacia donde yo estaba y sacó algo de su bolsillo trasero del pantalón. ¿Mi...celular?
Avan: Te lo daré dentro de un mes, y nada de Internet por hoy *dijo agitándolo frente a mi incrédulo rostro*
Mizaki: ¿Qué? ¿Es por lo de ayer, verdad? Avan, solo ocurrió una vez. ¡Dame otra oportunidad! (No le basta con que sea un alumno destacado, que no cause problemas, que obedezca todas las reglas que él establezca... Aún así, solo por un error, me manda a la horca)
Avan: Lo siento, ya tuviste esa oportunidad y no la aprovechaste *diciendo esto guardó el teléfono en el lugar de donde lo había sacado* Voy a encontrarme con Any para hacer las compras. Adiós.
Y sin decir más se fue. Maldición, detesto que sea tan severo. Terminé mi desayuno, lavé y guardé los servicios y apagué la televisión. Seguido a esto, me dirigí a mi habitación. Entré al baño y me quite el polo que llevaba puesto para observar que las heridas en mis hombros ya habían cicatrizado. Eran ahora unas pequeñas líneas de color morado hechas por mí mismo con un cuchillo. Sonará estúpido, pero de esta manera alivio el dolor emocional... Causando dolor físico.
Me puse de nuevo el polo y me dirigí corriendo hacia las escaleras. Quería llegar a la sala, donde tenemos un estante lleno de libros. Así podría distraerme un poco y no pensar tanto en que no podré hablar hoy con Polo. Bajé rápidamente las escaleras, observando y pasando por alto el hecho de que aún estaban allí mis calcetines sucios. Tropecé con ellos y caí al final de las escaleras sobre mi brazo izquierdo.
El dolor era indescriptible. Pero, no podía llamar a nadie. Estaba sosteniendo mi brazo izquierdo con el contrario sin saber qué hacer. Vi mis llaves cerca de la puerta, la abrí y cerré con seguro y me dirigí hacia la casa de mi vecina, la señorita Mirelle. Ella era como una madre para mi. Estaba sentada en el poyo de su casa y al verme con algunos rasguños en el rostro y sujetando mi brazo, paró un taxi con dirección al hospital. En el camino le conté lo que había ocurrido.
Al llegar, pasé como si fuera una emergencia. Me atendieron rápido y luego de sacar unas placas, determinaron que la caída me produjo una fractura. Me colocaron un yeso mientras mi vecina llamaba a mi hermano, quien llego rápido ya que Avan había llevado el auto.
Al verlo le expliqué lo acontecido. Any solo me abrazó y besó mi cabello color morado mientras me decía que no me preocupara. Mi hermano, me dijo que no fuera tan torpe y descuidado... Con su típico tono serio de desaprobación.
Llegamos a casa, y luego de almorzar, mi hermano se dirigió a dejar a Any. Yo agarré un libro de Paulo Coelho para disipar un poco mis pensamientos. A pesar de todo, me preguntaba si Polo me habría escrito o llamado. ¿Estaría él... preocupado por mí?
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Polo: Maldición, ¿por qué no contesta? *dije en un amargo susurro hacia mí mismo* Se supone que hablaríamos hoy, pero no contesta mis mensajes y las llamadas ni siquiera entran.
Yo estaba sentado en una roca, observando a mis pequeñas primas pescar. Chiyoko y Sumire parecían estar divirtiéndose a pesar de no haber atrapado ni un solo pez. Llamé otra vez, pero me mandó de nuevo a la casilla de voz. Sin darme cuenta, Chiyoko estaba caminando hacia donde yo estaba...
Chiyoko: ¿Estas llamando a tu novio? *dijo en un tono inocente pero chismoso*
Polo: ¡C-Claro que no, Chiyoko! *Debo admitir que me sonrojé bastante ante aquella ocurrencia*
Sumire: Yo creo que sí *dijo una voz un poco más seria* Si no fuera así no estarías insistiendo tanto, ¿verdad? *mencionó Sumire dejando su caña de pescar*
Polo: No es así, y en todo caso... ¡No es su asunto! *respondí ya bastante sonrojado mientras me ponía de pie y hacía un gesto de correr y atraparlos... Si jugábamos probablemente olvidarían el tema*
Segundos después, ya era hora de partir. Tomamos el carro para regresar a casa. Después de todo, mañana es el primer día de escuela. No sé que ocurre con Mizaki, pero de seguro mañana lo sabré... Mañana lo veré...
Pensando esto se dibujó una dulce y pequeña sonrisa en mi rostro.
Sumire: Parece que si...*comentó mi prima en tono de burla al ver como mi rostro tomaba el color de una manzana poco a poco*
Polo: ¡Que no! ¡Y ya paren con eso ustedes dos!- dije, recostando mi castaña y ondulada cabellera cerca a una de las ventanas del auto, haciendo que mis primos soltaran grandes carcajadas. Observé de nuevo mi móvil para luego guardarlo en un bolsillo de mi pantalón. No podía permitir que mis primas vieran a quien iban dirigidas esas llamadas y mensajes. No podía permitir que alguien supiera que estaba enamorado de mi mejor amigo...
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